Yanina Welp

Yanina Welp

Albert Hirschman Centre on Democracy
@Welpita

 

América Latina 2021: más opciones de ‘Salida’ y un clamor de voces

En Exit Voice and Loyalty (1970), Albert Hirschman observó que cuando un organismo de referencia -empresas, organizaciones o estados–  deja de funcionar adecuadamente, los consumidores, usuarios o votantes tienen la opción de dejar de ser leales y reclamar (ejercer la voz, protestar) o buscar otras alternativas (la salida, ofrecida por la competencia u otros modelos de organización). En el terreno democrático actual, si la lealtad es la satisfacción con el sistema y la adopción convencida de sus reglas, la voz puede contribuir a transformarlo, mientras la salida podría implicar su reemplazo por modelos diferentes de la democracia liberal. Las elecciones son el momento destacado en la disputa por el poder entre grupos que, idealmente, proponen soluciones en competencia para el proyecto colectivo de una comunidad política. La agenda electoral 2021 permite hacer una panorámica de lo que se viene. A eso vamos: habrá elecciones presidenciales en cinco países (Ecuador, Chile, Perú, Nicaragua y Honduras), Chile elegirá además a los constituyentes para la elaboración de la nueva constitución y habrá elecciones legislativas y/o subnacionales en otros cinco países (Bolivia, El Salvador, México, Paraguay y Argentina). ¿Qué cabe esperar de estos procesos?

Ecuador: el actor central está fuera de libreto

El 7 de febrero tendrán lugar las elecciones presidenciales en Ecuador (es probable que haya segunda vuelta en mayo). El Gobierno de Rafael Correa (2008-2017), de Alianza País, cambió las dinámicas políticas de un país en el que predominaba la debilidad del Ejecutivo y los clivajes regionales (es notable la sucesión de presidencias interrumpidas en los años previos). En 2017, una elección ajustada le dio el triunfo a Lenín Moreno, también de Alianza País, pero éste se distanció pronto de Correa en el marco de escándalos de corrupción que siguen dando que hablar. El Gobierno ha resistido a la pandemia y antes a las protestas masivas de 2019, pero ha salido muy debilitado. Correa intentó postularse, pero fue inhabilitado por la condena que pesa sobre él. La campaña está marcada por la polarización (Correa no es el candidato, pero sigue en el centro del debate) y por la incertidumbre (casi un 50% dice no saber a quién votará a un mes de los comicios). Simón Pachano señala que “en una elección sin partidos y con abundancia de candidatos, parece una audacia arriesgarse a vaticinar el resultado».

«Sin embargo, hay tres factores que polarizan la contienda y benefician a tres candidatos. Una es el anonimato de la mayoría de postulantes, que favorece a los más conocidos. Guillermo Lasso (por la Alianza Creo-PSC), el correísta Andrés Arauz (por el Frente Unión por la Esperanza, Unes) y el líder indígena Yaku Pérez (Partido Pachakutik) tienen a su favor la trayectoria pública y no deben comenzar por el posicionamiento de la imagen. La segunda es la recesión económica que configura el escenario para las ofertas ‘inmediatistas’. Arauz acude al recuerdo de los buenos indicadores del Gobierno anterior, pero omite aludir al auge de los precios del petróleo como causa de esa bonanza. Pérez despliega un discurso ecologista revestido de un roussoniano retorno a la pachamama (madre naturaleza). Lasso tiene las de perder en este aspecto, tanto por su condición de banquero (casi una mala palabra en el léxico local) como por su plan tecnocrático y vacío de contenido social».

La tercera, quizás la más importante, es el sobrevuelo de Correa en toda la campaña. Convertido en el gran elector, transfiere su votación dura a Arauz, pero también le endosa las resistencias que encuentra. Por distancia ideológica, de esto cosecha principalmente Lasso, pero Pérez puede socavar internamente la votación de Arauz porque comparten electorado. Cualquiera que sea el resultado, la democracia saldrá debilitada por la polarización de la campaña y por la conformación de un Gobierno dividido.

El Salvador: Bukele va por más

Como Correa en Ecuador, Nayib Bukele renovó con su discurso las expectativas de cambio en una sociedad empobrecida y acosada por la violencia y la inmigración forzada. El presidente mantiene encendidos los ánimos en el enfrentamiento constante con las élites políticas y económicas. El escenario evidencia la profunda división que el discurso presidencial activa. Los analistas alertan sobre los riesgos que afronta la democracia mientras buena parte de la población descree del sistema. El 28 de febrero tendrán lugar las elecciones municipales, para las que Bukele ha fortalecido su organización política, Nuevas Ideas Mayoría. ¿Cuáles son las perspectivas y retos en el medio plazo? Recuerda Nayda Acevedo que diferentes encuestadoras (Iudop, Cid Gallup, UFG) daban hasta diciembre de 2020 una ventaja sustancial al partido del presidente, con una media del 65%. Esto significaría que el partido del Gobierno puede incrementar su representación legislativa y que, en coalición, alcanzar hasta mayoría cualificada. Para la analista, “este comportamiento, se ha visto en otras legislaturas, ha obligado a diferentes partidos a buscar consenso aritmético entre diversas fracciones legislativas, potenciando un ejercicio de gobernabilidad y gobernanza. Sin embargo, la diferencia que veríamos en este periodo, en caso de concretarse las fotografías planteadas, es que Nuevas Ideas no necesitaría de muchos consensos para decidir y privilegiaría potenciar la agenda del Ejecutivo, sin mayor espacio de debate o consulta con otros actores políticos. Esto abocaría a una erosión de la democracia y puede ser un factor determinante en relación con el régimen político”.

Bolivia: nuevos liderazgos en el MAS y el pacto fiscal

En Bolivia, Luis Arce (MAS) ya está en el Gobierno, completando pacíficamente un traspaso que generaba enorme expectación tras la interrupción del Ejecutivo de Evo Morales en 2019 y la ‘tóxica’ postulación de la presidenta interina. Con las elecciones de octubre de 2020 se cerró un período breve e intenso. El 7 de marzo habrá elecciones municipales, en las que se elegirán más de 2.600 autoridades políticas titulares de nueve gobiernos departamentales, uno regional y 336 municipales; a lo que se les suma las autoridades de las siete autonomías indígenas que se eligen mediante usos y costumbres en cada territorio autónomo.

¿Pueden ser un punto de inflexión? Sí, afirma Julio Ascarrunz, por dos hechos: “Primero, porque es probable que se fortalezcan liderazgos que emanen desde lo local, no solamente provenientes de las oposiciones al MAS, sino aquéllas producto de la disidencia dentro del propio partido de Gobierno (principalmente, Eva Copa en El Alto). Segundo, porque el control de algunos municipios de mayor peso, y sobre todo de los ejecutivos departamentales, puede generar una correlación de fuerzas que permita la apertura o cierre, una vez más, de la discusión de un pacto fiscal que permita acompañar con recursos el poder político y las obligaciones administrativas de las autonomías. El escenario es incierto, la fragmentación elevada –con más de 100 organizaciones políticas habilitadas–, pero el MAS sigue siendo el partido político más grande y el sistema electoral lo favorece”.

El Perú político sigue al desnudo

El 11 de abril habrá presidenciales en Perú. El panorama sugiere que poco va a cambiar, más allá de las caras nuevas que, con efímero recorrido, emergen en cada elección (véase aquí y aquí). Hace años que los analistas se preguntan cómo logra sobrevivir la endeble democracia peruana y temen un giro autoritariola pandemia no ha hecho más que empeorar las cosas. En esta elección, estos temores los encarna Restauración Nacional, una organización de extrema derecha liderada por el pastor evangélico Humberto Lay. Manteniendo el patrón, Perú es también el país con mayores perspectivas de crecimiento económico de la región.

Chile: personalización de la política y reconstrucción de la confianza

El año será especialmente intenso en Chile, donde también el 11 de abril se escogerán los 155 miembros encargados de redactar la nueva Constitución, así como las gobernaciones regionales, alcaldías y concejalías. En julio tendrán lugar las primarias y el 21 de noviembre las presidenciales y legislativas. ¿Cómo se espera que interactúen? Par Julieta Suárez Cao, “en un escenario incierto, frente al desprestigio de los partidos tradicionales, las instituciones de gubernamentales y la administración de Sebastián Piñera, los incentivos cruzados de dos fechas electorales principales que aglutinan la decisión de diferentes cargos no contribuyen a despejar las dudas acerca de qué podemos esperar en términos de la conformación final de la Convención Constitucional y del nuevo Gobierno nacional en 2022. Un efecto posible de la combinación de estos comicios es el reforzamiento de la personalización de la política, en especial si en abril la atención (y los efectos de arrastre) se los lleva elección constitucional, cuya campaña ha estado dominada por las figuras individuales que quieren ir a la Convención. El desafío será entonces la reconstrucción del sentido y la confianza en partidos políticos capaces de presentar proyectos colectivos distinguibles para dotar a la democracia de un significado real con impacto en la vida cotidiana de la ciudadanía”.

México: el descrédito rival sostiene las posibilidades de Morena

México renovará la Cámara de Diputados el 6 de junio. Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuenta con mayoría en la Cámara Baja y espera mantenerla. Se presentará a los comicios en coalición con el Partido Verde y el Partido del Trabajo. ¿Podrá el presidente mantener la mayoría? Para José del Tronco, de considerar los tres grandes problemas que ha afrontado el país durante el actual Ejecutivo (economía, seguridad y respuesta sanitaria frente a la Covid-19), cabría esperar que los ciudadanos que los ciudadanos castiguen al Gobierno de manera masiva por dos años de recesión y una cifra alarmante: en el último año, la pandemia y la violencia criminal han dejado 222 muertos cada 100.000 habitantes. “Pero las predicciones electorales más recientes no van en esa dirección. Dada la creciente polarización que hay en el país, el PRI, el PAN y el PRD (viejos rivales, que cuentan con el 27% de los diputados de la actual legislatura) han formado una coalición inédita para combatir con Morena, pero el descrédito de dichas fuerzas podría motivar a independientes e indecisos a abstenerse de votar (la opción de la salida) y reforzar el compromiso de las y los simpatizantes de Morena, quienes, convencidos de la cuarta transformación en marcha, endurecerán su lealtad al presidente. Para ello, el Gobierno cuenta como principal argumento una buena cantidad de programas sociales basados en transferencias monetarias no condicionadas que significan un incentivo no menor para mantener dicha lealtad. La evolución de la cuestión sanitaria y el repunte (o no) de la economía, harán el resto”.

Paraguay: una prueba para los aparatos partidarios

Próxima parada, las municipales del 10 de octubre en Paraguay, precedidas por las internas partidarias (en junio). ¿Qué se espera de estos comicios? Responde Rocío Duarte que “las elecciones municipales proporcionan información acerca de la reconfiguración de fuerzas políticas en el país con miras a las siguientes generales, a la vez que ponen a prueba la capacidad de las maquinarias partidarias para movilizar votantes. Las internas de junio permitirán identificar el peso que tienen las distintas facciones internas de los partidos, hasta qué punto existen fricciones que lleguen a poner en peligro las unidades partidarias, así como las eventuales alianzas que se pueden establecer entre las distintas formaciones”. Un panorama incierto al que habrá que prestar atención, considerando además el fuerte impacto de la pandemia en el país.

Argentina: el Frente de Todos y Juntos por el Cambio vuelven al ruedo

Un poco más al sur, en Argentina, habrá elecciones legislativas. Facundo Cruz divide el escenario en un juego en dos tiempos. El primero se celebrará en agosto, con las siempre cuestionadas (pero no aún modificadas) Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso), donde cada partido y coalición dirimirá en las urnas las candidaturas de 24 senadores de ocho provincias y de 127 diputados en los 24 distritos. El segundo será en octubre y definirá la relación de fuerzas entre oficialistas y opositores para los dos años de mandato que le quedan a Alberto Fernández. Las tres claves que identifica el analista: “La primera, el oficialista Frente de Todos (FdT) buscará lograr la mayoría propia en la Cámara de Diputados (en el Senado está cómodo), clave para aspirar a la reelección de Fernández. Hoy tiene el 46% del recinto y pone en juego el 43% de sus bancas. Segunda: la coalición opositora Juntos por el Cambio (JxC) buscará obturar esa mayoría cómoda, pero lo tendrá difícil dado que hoy cuenta con el 45% de la Cámara y pondrá en juego el 52% de su bloque. Y tercera: los dos bloques aliados transitorios provinciales del FdT, claves para la gobernabilidad, competirán con más del 70% de las bancas cada uno (13 en total). Con las preferencias electorales estabilizadas, acá está el premio jugoso para FdT y JxC.”

Nicaragua y Honduras: violencia, pobreza y corrupción

Si hasta aquí el panorama es incierto, sea por la lógica de la dinámica electoral (Chile, Argentina) o por la erosión institucional que pueda avanzar la elección (El Salvador, México), las dos últimas elecciones se ven turbias. El 7 de noviembre habrá presidenciales en Nicaragua. El accionar del presidente no es prometedor. La reforma electoral brilla por su ausencia mientras crece la persecución política y el despliegue clientelar gubernamental. El 28 de noviembre la cita con las urnas será en Honduras, pieza en el triángulo norte de Centroamérica de pobreza, inmigración y corrupción.

El telón de fondo sobre el que estos procesos electorales tendrán lugar incluye la recesión o estancamiento económico, con matices considerables entre los países pero que profundiza en todos el declive observado desde 2015. El efecto inmediato de la crisis económica ya es evidente en el crecimiento de la pobreza (en 2020, según la Cepal, subió en 16 millones de personas respecto al año anterior, sumando 83,4 millones en total; con situaciones drásticas en algunos países, no sólo en Centroamérica: el 40,9% de la población argentina). Las nubes negras no se ven en el horizonte, sino que están bien encima de unos estados que las afrontan más débiles y con menor capacidad de gestión que antes, por la ‘eterna’ dependencia estructural de los mercados internacionales, el avance de la colonización de la política por intereses privados, la corrupción y la proliferación de economías ilícitas; un cóctel explosivo.

Este artículo fue publicado originalmente en Agenda Pública el día 12 de Enero de 2021.